El Secretario General de FIFPRO afirma que algunos clubes no están dando apoyo a los futbolistas, y que incluso los someten a presión psicológica.
Baer-Hoffmann habla acerca de sus propias luchas con la salud mental cuando era un joven atleta.
Afirma que el fútbol se ha transformado en un entorno donde los futbolistas pueden hablar confortablemente acerca de la salud mental.
A continuación, se presenta una versión resumida de una entrevista con Jonas Baer-Hoffmann acerca de la salud mental en el fútbol y de sus propias experiencias tratando de hallar el equilibrio cuando era un joven atleta.
“Nos preocupa mucho el rendimiento físico de los futbolistas. Realizamos todo tipo de ejercicios científicos para mejorarlos cada vez más, pero no nos preocupamos suficiente por lo que ocurre en sus mentes. Entre los atletas profesionales, la salud mental representa quizá el componente menos valorado de su bienestar.
Es cierto que la industria del fútbol ha adquirido mayor concienciación acercad de la salud mental, pero observo que todavía se considera una característica específica del rendimiento. El apoyo psicológico se centra en --“¿Estás listo en este momento para rendir?”--, en lugar de en el bienestar general del jugador.
Los clubes deben revisar el modo en que organizan el apoyo psicológico que prestan. Por ejemplo, no necesariamente deseas compartir con el psicólogo del club algo acerca de los retos que afrontas en tu vida; y en los niveles inferiores del juego no se facilita apoyo suficiente.
Algunos clubes someten a sus jugadores a cierta presión mental, a sabiendas de ello. Si decides no pagar a los futbolistas o les dejas entrenar en solitario y por su cuenta porque ya ‘no te gustan’, entonces sabes que estás poniendo a esas personas en una situación psicológicamente compleja.
Es verdaderamente problemático que el deporte profesional no sea ni demasiado empático ni que anime a las personas a afrontar la debilidad: te impulsa a la excelencia todo el tiempo.
No entrenas ocho veces a la semana y juegas un partido o dos sin dolor. Juegas con pequeñas lesiones, pero las siguientes probablemente sean algo mayores, así que juegas soportándolas. Ahora, traslada esa situación a la salud mental. Finalmente, no puedes jugar con ello. A menos que aceptes que hay una lesión, una lesión mental, y que requiere sanación, regresará con fuerza redoblada en cada ocasión.
Pero la cultura en torno al deporte no acepta eso. “Tienes que cumplir. Hoy es el día del partido. La afición está ahí y espera que cumplas. El entrenador espera que estés a la altura. Tu contrato quizá dure unos meses más y no sabes qué vendrá después, así que mejor será que rindas, o quizá este sea el último.”
En ese entorno, es muy difícil decir: “Sí, hay algo acerca de lo que quiero hablar, algo que necesito abordar y que me llevará algún tiempo solucionar”. Es muy duro.
En el deporte, para todos los que participamos de él, ya sea yo mismo, ya sea alguien que dirige un club o una liga, es en última instancia nuestro trabajo hacer que en ese entorno sea correcto hablar acerca de la salud mental, del mismo modo que se habla de un tirón muscular. Donde sea correcto sanar sin que ello te cueste tu empleo. Donde no vayan a mirarte como débil o poco confiable, sino como alguien fuerte, que aborda la situación y que va a salir de ello como una persona más empoderada.
Tengo mi propia historia. Jugué al baloncesto y tenía talento suficiente como para haber hecho una carrera profesional de ello. Pero no lo hice. En gran medida, fue así porque no tuve suficiente equilibrio mental en aquel momento.
Vengo de una familia en que la figura paterna realmente no desempeñó su función. Intenté compensar esa carencia y soporté mucha presión y negatividad en el deporte, pues siempre aspiraba a la perfección, a validarme a mí mismo como deportista suficientemente bueno.
Nunca estaba satisfecho. Siempre recordaba el pase que no conseguí dar o el balón que perdí, en lugar de las cosas positivas que había hecho.
No me permití disfrutar del juego y alcanzar mi mejor nivel.
Estoy convencido de que algunas de mis lesiones, que me hicieron dejar de jugar, guardan relación con el bienestar mental. Tengo la firme convicción de que muchos atletas sufren lesiones porque su cuerpo no puede seguir soportando tanta presión. En algún punto, tu cuerpo te pide parar. Y si no lo escuchas, te hace parar.
El camino que lleva a hablar acerca de la salud mental es diferente para cada persona.
En realidad, mi viaje fue conmigo mismo, y adoptó forma escrita. Escribir te obliga a encontrar las palabras que mejor expresen lo que piensas. Cuando pude hallarlas y formularlo, las respuestas llegaron a mí. Eso también me dio fortaleza para expresarlo en una conversación con personas en quienes confiaba.
Siento mucha empatía y comprensión por los futbolistas a través de nuestra campaña de salud mental “¿Estás listo para hablar?”. Ese es el tipo de diálogo que debemos fomentar en el fútbol.